COMO era de esperar, no ha tardado ANV en salir públicamente contra NaBai y contra el alcalde de Zizur por la decisión de éste de dar trámite al requerimiento de Garzón, por el cual disuelve el grupo municipal de ANV en el Ayuntamiento. Este requerimiento de Garzón al alcalde, con aviso de incurrir en desacato en caso de incumplimiento, se produce hace más de un mes. Este tiempo ha sido empleado en intentar retrasar al máximo su efectividad y buscar fórmulas lo menos lesivas para este grupo municipal. Finalmente, ha sido el acatamiento en los términos judicialmente exigidos y el compromiso de seguir respetando todos los derechos de la concejala de ANV Maite Valencia, la única fórmula posible para salvar una situación lamentable, que refleja a los niveles que las posiciones de confrontación y pulsos de fuerza están llevando a esta maltrecha democracia, así como la crispación y bloques en los que ha terminado instalada esta sociedad.
Decía que no ha tardado ANV en salir y, como es habitual en ellos, hacerlo con acusaciones, insultos e insinuaciones contra NaBai y del alcalde Pedro Huarte, de trazos gruesos. Calificativos como colaboradores de Garzón, españoles, sostenedores de régimen, estar de acuerdo con la Ley de Partidos, etcétera. Por desgracia, este hecho, que debería escandalizarnos a todos, a la sociedad y a las mismas bases de ANV, ya no sorprende a nadie. ANV ya juzgó y condenó a NaBai hace más de un año por estos mismos hechos. Desde hace más de un año vienen llamándonos mediante carteles, pancartas o panfletos amigos de la Guardia Civil, de torturadores, vender a Navarra y Euskal Herria y otras lindezas. Así pues ahora, con lo de Zizur, simplemente creen tener, por fin, una excusa para hacerlo en rueda de prensa ante los medios.
Llegados a esta situación, a esta triste situación, quizás sea necesario hacer algunas reflexiones algo más serias y profundas que el simple insulto o descalificación. Es evidente la distancia y dificultad que para una relación fluida tiene NaBai y los partidos que la componemos con ANV. Igualmente, la inexistencia de relaciones o comunicación impide y hace imposible abordar problemas como los derivados de la Ley de Partidos y sus últimas consecuencias en los ayuntamientos. El foso abierto por ANV con el resto de fuerzas políticas no hace sino ahondarse y, lejos de mostrar voluntad de tender puentes a lo que desde aquí animo y me comprometo, parece ser que se trabaja más por derribarlos.
Las consecuencias de la decisión de la Audiencia Nacional de disolver los grupos municipales de ANV es, sin duda, un acto más de la injusta y antidemocrática Ley de Partidos. A ésta nos hemos opuesto en infinidad de ocasiones y hemos mostrado nuestro rechazo con diferentes formas. Siendo así nuestro desacuerdo, y considerándola como un recorte de libertades democráticas, es injusto, intencionado y buscado el uso que ANV hace contra NaBai de su papel de víctima.
Pide ANV a NaBai una posición de confrontación y resistencia frente a los requerimientos judiciales. De no acatamiento por nuestros alcaldes. Esta demanda que ahora hace ANV, quizás hubiese sido posible abordarla desde el inicio de la Ley de Partidos entre todas las fuerzas políticas vascas y de forma conjunta si todos hubiésemos estado de acuerdo en responder y hacerlo por vías exclusivamente políticas. Fue precisamente la izquierda abertzale oficial la que dejó claro que se valía por sí sola para dar respuesta a esta Ley, impidiendo en la práctica una respuesta común.
Hoy, cuando se han cambiado media docena de veces las siglas, cuando en la práctica se ha acatado, por imperativo legal, todo lo acatable, seguir exigiendo a NaBai que se eche al monte sólo se justifica en la estrategia de pedir lo imposible para poder seguir criticándole. Es pedir lo imposible porque, salvo cuatro, afortunadamente ya nadie está echado al monte, tampoco ANV y mucho menos su base social.
Para pedir ANV al alcalde de Zizur o a cualquier otro alcalde de NaBai que desobedezca los requerimientos judiciales y asuma las consecuencias penales y políticas derivadas de ello, ANV debería predicar con el ejemplo, y no es precisamente eso lo que hace. La reciente rueda de prensa en la que se descalificaba a NaBai, coincidía en el tiempo con la decisión de ANV de autodisolverse voluntariamente en aquellos ayuntamientos donde tienen la Alcaldía. Esto lo hace para así, cumpliendo el requerimiento de Garzón, salvar a sus alcaldes. Pues bien, le piden al alcalde de Zizur que haga lo que ellos, lógicamente, no están dispuestos a hacer.
Como se coge antes a un mentiroso que a un cojo, quiero recordar la cruzada desarrollada por ANV contra el alcalde de Leitza y militante de Aralar Patxi Sáez la legislatura pasada. Durante tres años fue objeto, con las mismas descalificaciones y los mismos insultos, de acoso político y personal por acatar la sentencia del TSJN que le obligaba a retirar la Ikurriña del balcón del Ayuntamiento. Hoy, con el alcalde de ANV y después de quince meses de las últimas elecciones, ¿ha puesto ANV la ikurriña en el balcón del Ayuntamiento de Leitza? Pues no. ¿Ha acatado el alcalde de ANV la sentencia del TSJN? Pues sí, como en Arbizu, Bera, etcétera. Eso sí, ellos no son vendepatrias, ni españoles, ni colaboradores.
No debería ser éste el comportamiento, tampoco la forma de relacionarnos ni de abordar los problemas de este país y de sus ciudadanos. Sería conveniente y necesaria una reflexión y un compromiso para corregir estos comportamientos. Quizás una primera medida debería ser tender puentes en vez de romperlos, hablar y relacionarnos mas. Trabajar en los ayuntamientos en aquellos problemas que afectan a los ciudadanos, y hacerlo buscando coincidencias; sería un primer paso. De ahí, ir avanzando hasta normalizar una relación que nos permita seguir en la misma orilla.Ardua tarea en esta Euskal Herria tan viciada y difícil, pero la única salida en clave de futuro y pluralidad. Mientras tanto, el día a día nos obliga a responder a lo que nos viene encima y defender a quienes queremos y a quienes trabajan de forma honrada y generosa, por ello, mi más fuerte apoyo al alcalde de Zizur Pedro Huarte.
Txentxo Jimenez.
Nombres franquistas y nombres adecuados-
José Ignacio Lacasta-Zabalza
El pasado día 14 leí en este mismo periódico la opinión de Julián Marín Mencos en contra de llamar al nuevo Estadio de Fútbol con el nombre de Rigoberta Menchú.
Vaya por delante que el estilo de Julián Marín me parece cortés, medido y sin un ápice de grosería. Lo que en estos tiempos de mala educación imperante ya es todo un mérito. Además, razona lo que expone, argumenta, lo que siempre es una manera de entenderse entre personas, aunque, como es el caso, haya profundos desacuerdos.
Julián Marín no desea entrar en polémicas sobre el nombre de José Antonio Elola que va a ser suprimido. Elola Olaso, falangista, tuvo altos cargos de rango ministerial en los gobiernos de Franco. Elola, como Arrese el corellano o como el también ribero Lacalle Larraga fueron capitostes, tenientes generales, ministros franquistas y partícipes de un régimen que no era otra cosa que una dictadura militar. Seguro que al Sr. Marín no le gustan las dictaduras de Pinochet o la argentina de Videla. Pues bien, solamente hay una diferencia cuantitativa entre la catadura moral del régimen de Franco y esas dictaduras del cono sur americano: que el régimen franquista mató a muchísima más gente que la que se asesinó en Chile y Argentina. Por poner un ejemplo: a Pinochet se le reprocha el haber asesinado y hecho desaparecer a unas cinco mil personas como máximo. Aquí, solamente en Navarra, desde el triunfante 18 de julio de 1936, fueron fusiladas tres mil cuatrocientas y pico personas (las que figuran con nombres y apellidos en el Parque de la Memoria de Sartaguda).
Claro que a eso el Sr. Marín le llama la Guerra Civil y dice (textualmente): “que es un asunto, el de la Guerra Civil, que considero que cuanto más se hable más heridas abre y menos une”. Craso error: porque aquí en Navarra no hubo guerra alguna, no existieron los frentes de combate y ni siquiera se dio una resistencia armada republicana. Aquí, desde el primer día, tomaron el poder los franquistas, Mola y sus seguidores, que cometieron el genocidio antes referido y registrado en el monumento de Sartaguda.
¿Genocidio? ¿no es una palabra muy fuerte? Pues no, y si no, que se lean las leyes contemporáneas y el Código penal vigente que así califican la destrucción planificada de grupos nacionales por motivos políticos y religiosos (que es justamente lo que sucedió en Navarra en 1936). Además, se puede hablar tranquilamente de una guerra que la mayoría no vivimos, se puede estudiar y se puede racionalizar para que nunca ocurra. En la zona republicana se dieron muchos desmanes, pero resulta que Navarra nunca tuvo dos bandos en combate.
Por otra parte, queda sin resolver lo que se hizo terminada la contienda en 1939. desde entonces a 1977. ¿Se ha creído alguien que no hubo pena de muerte, cárceles repletas ni trabajos forzados? Todo es más fácil: cada cual es responsable de sus actos y de sus tropelías. Y es indigno que tenga el nombre de un alto cargo de Franco un Estadio de Tudela. ¿Qué tal si en Alemania se llamase Goering o Goebels, ministros de Hitler, a un polideportivo?
Pongámonos de una vez a la altura cultural europea. Pero no dramaticemos: quizá el nombre de Rigoberta Menchú sea excesivo o no adecuado (sin restarle el menor mérito moral a la guatemalteca, es verdad que no tiene vinculación con el deporte). Nelson Mandela –contra lo que afirma Julián Marín- sí que tenía una estrecha relación con la práctica deportiva (creo que fue boxeador, desde luego atleta y es algo muy sabido que hace a diario ejercicio físico y por eso está así de bien). En sus discursos y declaraciones no ha dejado de recomendar la promoción del deporte. Pero, para nuestra Tudela, donde no hay tantos deportistas de élite, quizá el nombre mejor o uno de los mejores fuera el de Ismael Urzáiz. Con sus muchos años en activo, su sencillez y buenas maneras dentro y fuera del campo.
0 comentarios:
Publicar un comentario