Entre el tiempo y la eternidad. Txema Montero

Entre el tiempo y la eternidad

Txema Montero

I

DE UN TIEMPO Y DE ESTE LUGAR: LAS ELECCIONES MARZO 2008

1. Después de las últimas elecciones generales del pasado 9 de Marzo, los afectados por los malos resultados se dividen, en cuanto a los porqués, en coyunturalistas y estructuralistas. Los coyunturalistas entienden que lo acontecido tiene que ver con la clase de elecciones convocadas, al Parlamento Español, un campo no propicio para los nacionalistas. Añaden la circunstancia agravada de haber sido una campaña bipolarizada, con un atentado mortal inmediato a la cita electoral, y una importante abstención que en Euskadi favorece a los partidos estatales cuando se dan las dos circunstancias antedichas.

2. No soy de tal opinión. Los nacionalistas vascos venimos obteniendo malos resultados elección tras elección. Así en las autonómicas, municipales y forales y, ahora, en las generales. El atentado contra Isaías Carrasco no supuso corrimiento electoral, si atendemos al voto por correo emitido antes del asesinato que ya anticipaba el resultado electoral final; y la abstención horadó el sedicente firme suelo electoral jeltzale. Los estructuralistas, entre los que me incluyo, opinamos que lo acontecido tiene que ver con los cambios sociales acaecidos en nuestro país en los últimos 30 años. Entre los cuales destaco:

i) la pérdida de épica del nacionalismo (Gernika y el Proceso de Burgos quedan lejos); ii) la persistencia de ETA, con la innegable contaminación que extiende al nacionalismo institucional, incapaz de otra cosa que condenarla por sus hechos y al mismo tiempo pretender su redención. iii) la secularización de la vida, con lo que supone de privatización, consumismo y relativismo (pensamiento débil, en acepción laica),iv) la aparición de individuos que no se sienten vinculados con un sentimiento de fratría al nacionalismo vasco, v) el desgaste propio de treinta años ininterrumpidos de gobierno en las instituciones,

vi) el olvido relativo de la importancia de los detalles y de la micropolítica en el mundo del nacionalismo, demasiado convencido de que todo está hecho o de que los votantes llegan porque siempre están ahí y no por que en cada elección hay que convencerles con hechos y argumentos.

3. El hecho es que todos estos argumentos conforman una parte del problema de por qué perdemos sistemáticamente votos y, sobre todo, por qué no mantenemos los que tenemos y, más aún, por qué hay caladeros electorales que parece que tenemos prohibidos.

4. El “compromiso”, en el que mi generación fue educada políticamente, ha dado paso a un pensamiento político consistente en “des-elegir”, un votar no tanto lo que me gusta, sino contra lo que me disgusta. Así interpreto el corrimiento de votos hacia el PSOE, como posición “in pectore” anti -PP.

5. Y las causas del “disgusto” contra el nacionalismo vasco conforman un amplio

abanico casuístico, a algunas ya me he referido hace un momento:

i) su sempiterna presencia en las instituciones de Gobierno; ii) la escasa circulación interna de sus cuadros políticos, institucionales y para-institucionales.

iii) las primeras emergencias de corrupción. iv) su falta de éxito en cuanto a sus objetivos de máximo, en cualquiera de sus acepciones (independencia-autodeterminación, derecho a decidir-bilateralidad); iv) la paradoja de proclamar un nivel de autogobierno factor de los mejores índices de bienestar a escala europea, para luegocuestionarlo, y si tan bien estamos, se pregunta la gente corriente, para qué cambiar, sobre todo si el cambio supone riesgo de perder el bienestar v) y la cada vez más insoportable percepción de que siempre estamos empezando, de que la excepción y no la normalidad democrática son los hechos claves de nuestro estar en sociedad.

6. El paso del Tiempo a la Eternidad, del presente vivido al futuro soñado, no es posible sin desgarros . Y ahí está el eje del debate.¿Debe morir la causa nacionalista para dar lugar al proyecto nacional vasco? ¿Es posible un proyecto nacional sin un sujeto político que lo haga propio y lo sustente? ¿Es posible ese sujeto político sin causa nacionalista que lo motive y movilice? ¿Es posible la pervivencia de la causa nacionalista sin otro impulso que la respuesta-reacción ante su negación?.

II

LO QUE OCURRIO, LO QUE ESTA OCURRIENDO

Pero es más, ¿estamos asumiendo de verdad, los efectos de la consolidación democrática en España, la integración en el espacio social y político europeo o las consecuencias que para nosotros tiene la globalización o las nuevasformas de hacer política?

7.- Comencemos por lo obvio: la división es la “constante nacional vasca”.Cualquier observador externo a la realidad vasca se pregunta ¿cómo es

posible que teniendo los vascos las características diferenciales constitutivas de

una nación sin embargo han llegado al s. XXI sin constituir un Estado?

Encuentro tres respuestas aclaratorias.

i) Una primera, el constante enfrentamiento entre los propios vascosa lo largo de la Historia: oñacínos y ganboínos; beamonteses y agramonteses; carlistas y liberales; nacionalistas y requetés;totalitarios y demócratas. Un eterno retorno de lo idéntico, donde el mesianismo, el ventajismo, el idealismo y el pragmatismo se enzarzan sin fin.

ii) Otra segunda, la falta de voluntad clara de los propios vascos, por desinterés, por acomodo, o por el desgaste que podía suponer la opción independentista. Ni todos los vascos han querido la independencia, ni ha existido una base social suficiente para que esa opción, hasta el momento, tuviera una oportunidad.

iii) Y la tercera, las peculiaridades históricas que han conformado el Estado español y las que han conformado el propio nacionalismo vasco.

8. Lo cierto es que el Estado Español nunca se ha confrontado con una mayoría de vascos independentistas, que jamás ha existido.

i) El Estado Español se encara con la posibilidad de que tal mayoría algún día exista, y pretende evitar que llegue a existir. Vivimos una confrontación “ avant la lettre”,“para por si acaso” ,lo que trae como consecuencia que cualquier pretensión de profundizar en el autogobierno o extender los elementos definidores de la nación vasca genere sospecha, oposición o rechazo abierto por ser entendido como un avance del nacionalismo, siempre insaciable, en pos de su objetivo final: la independencia.

ii) La reacción nacionalista ante tal negación es precisamente la inversa, afirmar que el Estado Español es, por lo antedicho, un continente no democrático o que ya ha dado de sí todo lo dable en cuanto al reconocimiento de las consecuencias políticas del hecho nacional vasco.

iii) Tal dialéctica está atravesada por la pervivencia del terror que practica ETA. La contaminación que ETA produce a la causa nacional vasca cuando invoca la misma pretendiendo la hegemonía, cuando no exclusividad, de la representación de los derechos negados a los vascos, ha llevado al desplazamiento de una parte de la sociedad hacia posiciones estatalistas. Aún peor, ha conseguido que muchos ciudadanos no disciernan entre el terror y lo que los terroristas aman o dicen amar .Y todo ello sin olvidarnos de las muchas energías que ETA obliga a invertir en los ciudadanos y los partidos políticos; la deslegitimación que provoca en los proyectos nacionalistas, sobre todo, fuera del País Vasco, y la forma como muchos ciudadanos juzgan el proyecto nacionalista mientras ETA esté.

9. Y sin embargo, la cuestión nacional vasca existe. El problema básico y no resuelto es la forma de estar de Vasconia en España: como un elemento más en el conjunto del Estado o como un país singular, reconocido como sujeto de poder propio y con el que se relaciona bilateralmente.

10. Podemos poner fecha precisa al inicio del conflicto político vasco: la de la abolición de los Fueros. Podemos poner fecha concreta a la finalización del conflicto: la reintegración foral plena, o si utilizamos terminología actual, el reconocimiento de los derechos históricos de los vascos, recogido en la vigente Constitución Española, que no es otra cosa que la devolución del poder político que en su día nos fue arrebatado por un hecho de fuerza que según Canovas era generador de derecho. Para ello se requeriría una reforma de la Constitución y del Estatuto.

11. Nuestro País es pequeño, con algo más del 5% de la población española y un 7% de su PIB, la estrategia de sobre-representación a base de reivindicación política o uso de la violencia ha tocado techo, mejor diría, se ha estrellado contra el suelo.

12.El momento actual es otro, es el de la mirada introspectiva: la identificación de loserrores y déficits, el arqueo de las potencialidades y la presentación de las

propuestas.

13.Para la consecución de todo esto, resulta premioso que los vascos alcancemos un común denominador, un Programa Común entre Partidos Políticos, consecuencia de un Nuevo Contrato Social entre ciudadanos.

14.Coincido con la necesidad de un Plan Euskadi 2020, propuesto por Iñigo Urkullu, quien enunciaba un catálogo: “de compromisos y actuaciones inmediatas y mediatas en orden a la mejor ubicación de nuestro País en el orden globalizado.Infraestructuras, I+D+I, educación y formación profesional, lenguas, Universidad, desarrollo del Territorio(nuestro bien más escaso) políticas de sostenibilidad y medio ambiente (nuestro segundo bien más escaso), políticas demográficas ( población joven, nuestro tercer bien más escaso) y recuperación y uso de nuestro acervo lingüístico-cultural ( la seña identitaria que nos distingue en el proceso uniformador que la Globalización presupone).

III

¿Es posible un proyecto nacional sin un sujeto político que lo haga propio y lo sustente?

15.La narrativa nacionalista llega al siglo XXI con la doctrina central creada en el

momento de su fundación por Sabino Arana a finales del Siglo XIX. Esta dependió

de la definición étnica de la idea de nación, de la idea de homogeneidad grupal y de la estrategia política fundada sobre la inevitable consecución del Estado vasco. Cabe preguntar si estos supuestos sirven para interpretar la complejidad que atesora la sociedad vasca, o si por el contrario, ésta no requiere de un lenguaje comprensivo que no se alimente, exclusivamente, ni de los vínculos tradicionales ni del pasado histórico ni de ajustar la estrategia política a la coyuntura.

16. Y contesto que esa narrativa no tiene capacidad para acoger toda la sociedad vasca, ni para extenderse a sectores y a colectivos no nacionalistas. Basándome en los datos empíricos facilitados por el Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno Vasco y por el Euskobarómetro de la Universidad del País Vasco, el primer dato que destaco es que la población vasca que se declara nacionalista oscila entre el 35% y el 40%, mientras que entre el 50 y el 55% declara que no lo es.

i) Las características sociodemográficas más relevantes son:

a. el 35% están entre los 18 y los 34 años,

b. el 26% entre los 35 y los 50 años y

c. el 39% es mayor de 50 años.

ii) Por territorios,

a. Gipuzkoa es la más “nacionalista”-46%-,

b. en Bizkaia es el 37% y

c. en Araba el 29%.

d. En Nafarroa 18%.

Con la respuesta sobre si se es o no independentista ocurre que “sólo” entre el 30% y el 35% de la población se encuentra total o parcialmente de acuerdo, pero el 42% dice encontrarse total o parcialmente en desacuerdo.Es difícil sostener, a la vista de estos datos, que la idea de una nación vasca como la imaginada por el abertzalismo, sea compartida por la mayoría de la población.

17. La lengua ocupa el lugar central del imaginario simbólico del nacionalismo vasco. De hecho, si el resto de los componentes de la definición “objetiva” de la nación pierden intensidad en algunos casos y en otros han desaparecido ( el más llamativo es el de la raza), los resultados de la Encuesta Sociolingüística elaborada por el Gobierno Vasco presentan un panorama que clarifica la situación.

i) El primer aspecto a reseñar es que el 58,5% de la población sólo sabe hablar castellano. El segundo dato a considerar es que sólo el 24,7% de la ciudadanía se declara bilingüe; el 16,3% saben algo, son bilingües pasivos y el 0,6% de la población son los monolingües vasco hablantes.

ii) La actitud ante la lengua vasca, al igual que la posesión efectiva de la misma, marca una frontera identitaria. De hecho los vasco hablantes se consideran en su gran mayoría (78%) únicamente vascos. Por el contrario, la mayoría de los monolingües castellanos (65%) dicen que comparten identidad- se consideran vascos y españoles-.

iii) Como sugiere la encuesta sociolingüística, a mayor predominio del euskera mayor la identidad vasca. Es significativa la opinión que recoge el estudio mencionado: la gran mayoría de los vasco hablantes (73%) está de acuerdo en que para “ser vasco de verdad” hay que saber euskera.

18. La adscripción electoral sugiere un panorama similar. Desde 1980, las instituciones autonómicas están gobernadas por partidos nacionalistas. En todo el período, hasta las últimas elecciones, el número de votantes de las opciones nacionalistas ha superado siempre los 550.000 votantes sobre el número total de votos emitidos, mientras el camino electoral de las opciones electorales no nacionalistas siempre han ido por detrás pero en un camino ascendente si nos atenemos a los votos de los que disfrutaban en 1980 y de los que disponían hasta el 2008.

En todo caso, en cuanto a las afinidades electorales, la sociedad vasca expresa un alto grado de pluralismo; algo menos de la mitad de la población vota nacionalismo y poco mas de la mitad lo hace o en clave socialista o en clave popular. Lo que demuestra que los procesos de la construcción de la sociedad y la construcción de la nación no siguen caminos paralelos.

19. Hablemos de la “territorialidad” y de la pretensión en confundirla con la vasquidad. Nos sorprenderá lo generalizado y extendido del sentimiento de la “vasquidad” entendida como auto-reconocimiento o auto-identificación como vasco. Se trata de un concepto pre-político próximo a la autoestima y orgullo de pertenencia, y que no se limita a los confines territoriales de la Comunidad Autónoma del País Vasco. El Pueblo Vasco, Euskal Herria, nación cultural y crisol de culturas distintas, se identifica por medio del euskara , la cultura, la tradición, las instituciones jurídicas o forales propias. Es un decantado histórico, que además de la propia CAV, se localiza en algunos de sus elementos en Nafarroa e Iparralde. Tal esparcimiento extraterritorial no es específico de nuestro Pueblo. La Kultur alemana, p.ej., se acomoda y desarrolla en Alemania, Suiza, Austria, Chequia, etc. Y en minorías de Hungría, Rumania, Bélgica..... Estados que conjugan su “germanidad” con su propia soberanía, sin reclamar la unificación política. Pero en una sociedad democrática, solamente si el “telos” se complementa con el “demos”; solo cuando la voluntad de los ciudadanos libremente expresada, siempre de acuerdo con las reglas de procedimiento democrático existentes, de manera clara e inequívoca, afirmen su deseo de vivir bajo instituciones comunes, podremos dar sentido político y contenido territorial a la vasquidad cultural.

20. Y hablemos de “las dos comunidades y del frentismo”. En los primeros años del siglo XXI seguimos con el mismo dilema que se planteó en los años 30 del siglo precedente. En cada uno de los dos nacionalismos vigentes en Vasconia anida la tentación permanente del frentismo. De poder formar lo que algunos llaman la “nueva mayoría”. De imponer su proyecto prescindiendo del debate y del consenso, del reconocimiento del otro. El dilema sigue vivo y ahí están las dos respuestas principales: o la mencionada nueva mayoría frentista de uno solo de los nacionalismos, más o menos homogénea, y que sirva de soporte para llevar a cabo a corto o a medio plazo el respectivo proyecto cultural y político de país ; o mayorías transversales, plurales, de confluencia de sectores adscritos a ambos nacionalismos, que expresan proyectos contrapuestos pero que son capaces de llegar a compromisos en cuanto a las políticas que configuran la sociedad, a acuerdos de gobierno operativos y que se prolonguen en el medio plazo.

IV

¿Debe morir la causa nacionalista para dar lugar al proyecto

nacional vasco?

21. Lo primero que conviene aclarar a este respecto es la diferencia entre lostérminos nacional y nacionalista. El término nacional apela a un resultado de integración de la población alrededor de una determinada idea nacional, y el término nacionalista designa una voluntad explícita de intervención para lograr tal resultado. Por lo tanto, lo nacionalista no tiene por qué coincidir con lo nacional.

Si el proyecto de construcción nacional pretende lograr la adhesión de una gran mayoría de la ciudadanía, no puede pretenderse que los mitos, símbolos y proyectos nacionalistas (que son socialmente parciales), aparezcan como generales, en tanto no abandonen su parcialidad. El problema de construcción nacional forma parte de aquellos que han surgido “dentro y en contra de estados-nación establecidos”; esbozado por una élite política, no ha descansado en un proyecto de progresión institucional. Y si bien es cierto que las instituciones son un producto histórico y por lo tanto cambiante, no lo es menos que ningún proyecto puede imponerse como una necesidad natural, ni puede obviar cualquier referencia a lo real, a lo existente.

22. Cuando se habla del reconocimiento de la capacidad de decidir del pueblo

vasco, el nacionalismo democrático debería establecer claramente sus diferencias insalvables en relación al nacionalismo radical, diferencias que no estriban en los medios sino en los principios y en los fines propuestos. Como se ha ocupado de señalar Walter Connor, “la autodeterminación nacional es democrática solamente en el sentido de que se propone un derecho colectivo inherente a todo grupo nacional a elegir sus adhesiones políticas, pero si no contiene presuposición alguna referente al sistema gubernamental que el grupo debe adoptar, es etnocracia, pero no democracia”.

23.Por eso creo que la labor del nacionalismo no debería consistir tanto en la afirmación de aquellos rasgos que le son propios, sino en la capacidad que demuestre para coser los puntos básicos de la red que crea la interdependencia social. Dicho de otra manera: el nacionalismo vasco tiene que decidir si quiere representarse sólo a sí mismo, es decir, a la comunidad nacionalista o si quiere representar a la sociedad vasca. En el primero caso, las dificultades son grandes porque en estos momentos, hay cuatro partidos que disputan por la representación de la comunidad nacionalista, unos más prevalentes que otros pero todos jugando a ser nacionales vascos.

V

¿Es posible ese sujeto político sin causa nacionalista que lo

motive y movilice?

24. La pluralidad se encauza pero no se agota con los partidos confundimos demasiadas veces pluralismo con pluripartidismo. El pluralismo de la sociedad vasca indica que está formada por un mosaico de mundos sociales y políticos, interdependientes entre sí, unos más prevalentes que otros; pero ninguno, por sí mismo, puede arrogarse la capacidad de construir ni de representar a los vascos en su conjunto, la articulación de la sociedad vasca no debe ser pensada desde ideas “hegemónicas” sino desde los mínimos comunes que comparten la mayoría de la población.

25. No resulta ajeno a esta situación el concepto de qué es la nación. Se puede recrear un concepto de nación que equipare nación a sociedad. La nación, en el tiempo presente, para una sociedad compleja y radicalmente plural como es la vasca, sólo puede representar a todos los ciudadanos si asume en su definición la estructura inclusiva del programa de mínimos comunes, en consecuencia habría que pactar, tanto en términos sociales como políticos, cuáles son esos elementos o mínimos comunes. Expresado de otra manera, ¿es superfluo preguntarse cuáles son los mínimos que sostienen el edificio de la vasquidad, ese sustrato no discutido, evidente y, como tal aceptado por todos los ciudadanos vascos, al margen de su adscripción política, y que conforman las bases indiscutidas del pacto social, del contrato social de la sociedad vasca?

26. En el País Vasco no hay una realidad estructural más evidente que el pluralismo de ideas, de orígenes geográficos, de adscripciones políticas, de recursos electorales, etc. La sociedad vasca no tiene, pues, que reinventar el pluralismo sino coexistir con él, porque éste es el hecho más incuestionable de su historia moderna.

27.Por parte del Estado español se “exige” al nacionalismo que gobierna la Comunidad Autónoma, que acepte como punto final de su proyecto político el Estatuto, que “entierre” el programa máximo, que se olvide de él o que si no lo reconduzca hacia la solución estatutaria en los términos expresados por el Estado. Esto supone tanto como exigir al nacionalismo que deje de ser lo que es para convertirse en una fuerza política estatutaria. Este no puede asumir estas pretensiones porque, entre otras razones, si esto fuera así representaría “arrumbar” el proyecto político y negar “su” naturaleza.

28. Tengo la impresión que en el horizonte inmediato podría adivinarse un nuevo pacto estatutario que debiera fundarse sobre otras premisas, y éstas sólo pueden proceder de un modelo abierto, que incorporara nuevas competencias y especialmente que resuelva la presencia vasca en Europa. Luego, quizá la existencia de un Estatuto abierto (sin cierre político posible), y la firma de un nuevo pacto estatutario basado en la idea de mutuo reconocimiento.

VI

¿Es posible la pervivencia de la causa nacionalista sin otro impulso que la respuesta-reacción ante su negación?

29.Si, si el nacionalismo consigue consolidar un CENTRO POLITICO a través de la institucionalización de procedimientos y organizaciones políticas que aspiran a lograr estabilidad y suscitar la adhesión de la mayor parte de la sociedad. Para ello

es condición previa la creación de una democracia estable. Con carácter general, pero muy especialmente en una sociedad con una alta heterogeneidad y complejidad como la nuestra, la creación de una democracia estable implica construir procedimientos e instituciones políticas que existan independientemente de las propias fuerzas políticas y sociales a las que han dado nacimiento.

30. Sin embargo, en mi opinión, la institucionalización de un concepto autónomo de democracia política en Euskadi ha sido particularmente débil debido a un conjunto de razones :

i) la preeminencia del discurso reivindicativo genera una realidad que condiciona la legitimación del propio orden que se trata de legitimar.

ii) la discontinuidad en el discurso y la cambiante disposición práctica de los Partidos No Nacionalistas, que no ha contribuido a fortalecer el orden institucional emergente.

iii) en realidad, el pleno desarrollo estatutario podría haber favorecido la integración del nacionalismo en la lógica estatal. Pero a su vez, la profunda desconfianza respecto a las pretensiones del Nacionalismo moderado ha llevado a los distintos partidos que han ocupado el poder en España a incumplir su propia legalidad, hasta el punto que en la actualidad siga habiendo 45 transferencias pendientes.

iv) Y no olvidemos la definición el recordatorio de Max Weber respecto a que “un orden adquiere legitimidad cuando es reconocido como obligatorio”.

31. La consecuencia de todo lo anterior es que la institucionalización de la democracia en el País Vasco ha sido como mínimo imperfecta e imprecisa. La democracia no se ha constituido como un concepto autónomo y reconocible, sino que ha quedado vinculado a otras variables, fundamentalmente la construcción nacional y las relaciones con el Estado.

32. La nueva élite política nacionalista (PNV y más tarde EA) que emergió durante

la fase de articulación democrática y llegó luego al poder, tuvo muchas dificultades para aplicar los valores y comportamientos aprendidos durante esta fase a los problemas que surgieron en la institucionalización.

33. Los grandes grupos políticos que articularon la democracia en el Estado Español (PSOE y PP), son precisamente los mismos grupos amenazados por una

10 determinada forma de institucionalización de la democracia en su vertiente nacional o nacionalista. Es también esta paradoja, y la posibilidad de solucionarla, la que condicionaba que la democracia se convirtiera en una realidad política legitimada en Euskadi.

34. Nadie, si lo que desea es tener éxito político y social, puede manejar el tiempo político ignorado el tiempo social, forzando la situación de tal manera que aquello que se propone no pueda ser asumido por una parte sustancial de esta sociedad, a no ser que se esté dispuesto a asumir que la propuesta sólo tiene interés para aquellos que se identifican con ella.

35. De tal manera y en un horizonte de mayor realismo, aunque de gran dificultad, se halla la reivindicación de la regeneración y el saneamiento del Estatuto, la vuelta al pacto fundacional, incorporando también nuevos contenidos. Es ahí donde podría encontrarse el suelo para asentar un gran pacto interior de las fuerzas políticas y de los agentes sociales del país.

36. Por ello, se hace prioritario un nuevo consenso interior vasco, para establecer una fórmula de federalismo asimétrico en Vasconia que la articule en el Estado. Aquí podría dar juego una nueva aplicación de la Disposición Adicional Primera en el sentido que le ha dado Miguel Herrero de Miñón. Se trataría de precisar y convenir el nuevo corpus competencial, la nueva posición de Vasconia en el Estado, inspirada en el principio foral de la bilateralidad.

37. ¿Cómo caminar en esa dirección? Es obvio que hay que realizar un gran esfuerzo de consenso, con la finalidad de acordar, mediante concesiones recíprocas, el país político que se desea, su marco competencial y organizativo; serían imprescindibles, como en la Transición, las dos fuerzas significativas de los dos movimientos nacionalistas vigentes en el país, el vasco y el español, es decir el PNV –con EA, si desea entrar en el proceso– y el PSOE e IU. Es posible que ese convenio tuviera fuerza para arrastrar detrás al conjunto del país.

38. Las grandes decisiones se aplazan para el largo plazo, a un momento de mayor integración de la sociedad, en un contexto de pacífica y libre convivencia, sin terrorismo y con respeto a los derechos de todos los ciudadanos. El estado de opinión que regirá en ese momento más feliz es hoy impredecible, entre otras razones porque en las dos próximas décadas del siglo van a ser muy grandes los cambios en Europa y en España. Hay que aceptar un grado de incertidumbre para el futuro, confiado a la responsabilidad de los que vengan.

39. Nos hemos dado cuenta que por nuestros sueños e ilusiones había que pagar un precio y que la utopía no era lo que nos decían. Hemos caído en la cuenta de que no todo vale y que todo no es posible; hay muchos bienes que no pueden vivir

juntos y debemos elegir. Hoy sabemos que no hay atajos, que no podemos saltar por encima de la historia ni tampoco podemos domesticarla ni forzarla ni decir sólo aquello que queremos escuchar..

40. Por otra parte procesos como los que se deducen del discurso, requieren de mayorías sólidas, de consensos amplios y de complicidades por parte de todos , hoy por hoy, no hay masa crítica para sostener un proceso de esta envergadura y

que la voluntad en política - no lo es todo.

41. La realidad empírica indica que la sociedad vasca es una sociedad desarrollada, que posee un alto grado de crecimiento económico y de bienestar material, sofisticación cultural y competencias políticas como nunca antes había tenido a lo largo de su historia. Que la administración autonómica está bien valorada por la ciudadanía en los múltiples servicios que crea, gestiona y administra. Que a lo largo de los más de veinticinco años de existencia, la estabilidad institucional es una realidad y un hecho incuestionable.

VII

Mas si hablamos de peligros ya presentes ,debemos hacer referencia a la situación de la izquierda abertzale alineada con ETA.

42. La pretensión de su disolución por medio de la represión policial y judicial es una quimera. Una falacia para ser más crudos, porque quienes la preconizan o ejecutan son conocedores de su nulo resultado efectivo. La masa crítica que conforman los que han decidido unir su suerte política, y en algunos casos existencial, a la de ETA, está siendo consistente, coherente y congruente. Pretender que su expulsión de lo público constituya el principio de su final como fuerza política presente evidencia una lamentable confusión de deseos y realidad.

43. Reconocer que la ilegalización es un castigo a su alineamiento político con ETAsería un ejercicio más sincero que invocar el “todo es ETA” que además de absurdo (de ser cierto otra mucho peor sería la situación), supone la individual criminalización de bastantes inocentes, y la consiguiente retro-alimentación de sus miembros, unidos en la auto-compasión. No estoy pues de acuerdo con la Ley De Partidos, ni con las ilegalizaciones, ni con los procesamientos en masa.

44. Otra cosa es la falta de piedad cuando del asesinato, de la extorsión, de las coacciones o de los daños se trata. Estimo adecuada la respuesta de los partidos políticos consistente en desalojar democráticamente de las instituciones a quienes escudándose en la aparente futilidad de las condenas se niegan a decir que matar a una persona es simplemente un crimen .

45. Creo, en resumidas cuentas ,que la representación política de quienes han sido elegidos es obligado mantenimiento ,y que democráticamente obligado es también el esfuerzo conjunto de los partidos antiterroristas para conseguir que quienes se alineen con el terror no tengan ningún poder decisorio mientras mantengan su posiciones actuales.

46. Y, finalmente, creo que sólo desde el testimonio democrático se puede cerrar la enorme brecha que separa a quienes sostienen que en pos de los objetivos finales todo está permitido, y quienes actuamos desde la autocontención que nos aporta la ética y reconocimiento del otro.No hablo de retóricas auto-afirmativas tipo: “nosotros los demócratas...”, sino de predicar con el ejemplo, del trabajo constante para la mejora de la calidad de la democracia . En otros caso, el sentimiento de culpa colectiva que empieza a ensombrecer el País de los Vascos por la pusilanimidad ante ETA, se transformaría en noche cerrada si la necesaria derrota ETA fuese a costa de la amputación de la democracia.

Txema Montero. Donostia, a 9 de Abril de 2.008.

P.D. Para la presente conferencia he utilizado ideas desarrolladas por los profesores

Goyo Monreal: “ Sagarminaga, intérprete de la Constitución histórica vizcaína y

heraldo de la nueva política vasca de recuperación de los Fueros” ;

Alfonso Unceta “El proceso de institucionalización política en el País Vasco, revista Hermes nº 1-Abril de 2.001”;

Ander Gurrutxaga “La mirada difusa” 2.004 y Daniel Innenarity, destacando que tratándose de trabajos publicados a partir de la fallida experiencia de Lizarra, prevenían, con sus lúcidos análisis, contra las propuestas basadas en acumulación de fuerzas nacionalistas, o desatentas a la pluralidad política del País. Mi conferencia es en cierto modo, un reconocimiento a los denostados intelectuales que pretenden la refundación del nacionalismo y que ajenos a intereses egoístas insisten en un “desvelamiento” de la situación vasca, que en verdad ayuda a mejor diagnosticarla. Dejo las prescripciones para los operadores políticos.

1 comentarios:

Javier dijo...

Zorionak, Txema. Como siempre muy lucido en tu diagnostico y en la definicion de vias de avance. A ver si cunde el ejemplo y nos convencemos que ladrarle a la luna no vale de nada. O construimos un proyecto integrador de lo diferente ( como se esta haciendo en nafarroa bai parcialmente) o nos iremos cociendo en nuestra propia salsa poco a poco. JE