La última controversia suscitada en el seno de NaBai ha provocado honda preocupación y desazón en muchos de sus simpatizantes que habían confiado en que con ese proyecto se iniciaba en Navarra lo que ha sido uno de sus lemas: “una nueva forma de hacer política”.
En efecto, la base social que en estos pocos años de andadura le ha venido dando su confianza y apoyo, lo ha hecho básicamente por entender que, por primera vez en mucho tiempo, los partidos que conforman la coalición habían, por un lado, antepuesto los intereses de sus potenciales clientes (la Navarra progresista y vasquista durante tanto tiempo ninguneada, estigmatizada y condenada al ostracismo político) a los propios y legítimos intereses y aspiraciones particulares de cada formación y, por otro, habían tenido la generosidad y visión de futuro de ensanchar el campo de juego de la participación política dando entrada a jugadores no pertenecientes a sus respectivas plantillas, pero comprometidos de manera indubitada con el proyecto. Hoy podemos decir que el sentimiento de pertenencia o simpatía por NaBai ha calado en un espacio social muchos más amplio que el estricto de los partidos que la componen, hasta el punto de que el considerarse sobre todo nabaizale se da no sólo en quienes no militan en esos partidos, sino incluso en sus propias militancias que dudamos perdonarían cualquier veleidad que pusiera en riesgo su pervivencia..
Todos éramos y somos conscientes de las dificultades que entraña esta aventura, tanto por la complejidad que supone conciliar y trascender los intereses y visiones de grupos tan diversos y el vértigo que el desarrollo del proyecto puede producir en esas organizaciones, como por los ataques que se producirían desde fuera (ya se están produciendo, y de qué manera) en caso de éxito. Sin embargo, todo ello sólo se puede superar si, por encima muchas veces de las inclemencias internas y externas, somos capaces de construir un edificio sólido en el que todos nos sintamos a gusto.
La discrepancia a la que arriba se ha hecho mención, la representación de NaBai en el Consejo General de la CAN ( hecho de escasa trascendencia en sí mismo habida cuenta las funciones de ese órgano), ha disparado sin embargo todas las alarmas, no sólo por la repercusión, en muchos casos interesada, que ha tenido hacia el exterior, con el correspondiente daño político, sino por que, ad intra, ha supuesto la constatación de que las viejas formas de hacer política siguen prevaleciendo sobre los nuevos modos y maneras que se predican y reclaman sus bases sociales. La prevalencia de intereses y cálculos partidistas, las luchas internas por la hegemonía, las deslealtades, desconfianza mutua y desconsideraciones, el estrechamiento del campo de juego, fruto de la desconfianza y prevención hacia todo aquello sobre lo que no se tiene un control férreo, no son sino viejas formas de hacer política que están horadando los cimientos de NaBai.
Es hora pues de dar un paso hacia adelante. Esta criatura ha crecido muy deprisa. El traje que hace cuatro años a duras penas se hilvanó se le ha quedado pequeño y se le están reventando las costuras. NaBai necesita organizarse con estructuras propias capaces de trabajar con eficacia y tomar decisiones, de solventar sus discrepancias y diferencias internas, de ordenar y hacer más efectiva la actividad política de sus representantes en las instituciones y, sobre todo, de alimentar la ilusión y abrir cauces de participación a los miles de nabaizales que creen en el proyecto y están dispuestos a trabajar por él. Pero NaBai también necesita la configuración de un cuerpo doctrinal y programático común en el que todos podamos identificarnos y por el que podamos trabajar, sin perjuicio de las desviaciones; hacia arriba o hacia abajo; que cada uno pueda tener respecto a ese mínimo común. En todo caso, la consolidación y el crecimiento de NaBai de ninguna forma puede suponer el alejamiento de su base social o el estrechamiento de su amplio y diverso espectro político, pues eso significará su ruina.
Como nabaizales no vinculados especialmente a un partido político, pero sí comprometidos con el proyecto NaBai, y desde el más absoluto respeto y reconocimiento a los propios partidos y, sobre todo, a las personas que militan y trabajan en ellos, nos dirigimos a las formaciones políticas para instarles a que aprovechen esta ocasión, hagan del problema una oportunidad, y adopten las medidas necesarias para la consolidación y desarrollo del proyecto en la dirección que se ha señalado. Nosotros por nuestra parte, y estamos seguros que muchos otros nabaizales, estamos dispuestos a participar y trabajar en el diseño y desarrollo de ese proyecto de futuro.
Finalmente, y dada la repercusión que esta pequeña crisis ha tenido y la desazón que ha provocado en muchos simpatizantes de NaBai, no estaría de más que las formaciones políticas comparezcan conjuntamente para pedir disculpas a todos ellos por los errores que se han comedido y manifestarles el compromiso firme de cambiar las formas de hacer política y de trabajar por el robustecimiento de NaBai como herramienta propia y adecuada para propiciar el cambio en Navarra.
Nabaizale bat
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