Sociolistos y nacionalismo español. Felix Esparza
La militancia de la izquierda tiene que ser permanente, estar basada en gran medida en la honestidad, en la palabra, en la crítica y la autocrítica. Si a la ausencia de esto le añadimos una base de nacionalismo español, nos encontramos como resultado lo ocurrido en Barañáin. Lo decía hace unos días un parlamentario de ERC a preguntas de un periodista sobre la votación a presidente del Parlamento español, "el señor Bono no desentonaría nada en las filas del PP". Cada vez es más evidente que en el PSN el nacionalismo español es mayoritario entre sus dirigentes, a lo cual no es ajeno nuestro presidente Sanz, cultivador del mismo.
Es ésta la interpretación que hago de la referencia de José Martínez respecto a producto del franquismo del PSOE en general, y del PSN en particular. Lo cual, dicho sea de paso, no me parecería ni bien ni mal siempre que lo dijeran abiertamente. Pero que me digan que impulsan propuestas y proyectos especialmente dirigidos a las personas más desfavorecidas, desde posiciones de izquierda y progresistas o que son la izquierda de Navarra . Vamos hombre, eso sí que no. El PSN va camino de convertirse en el pariente pobre de la derecha tradicional. Me pregunto qué tienen que ver estos militantes del PSN con los socialistas republicanos.
Tener de alcalde en Barañáin a un señor con pendiente era mucho para los concejales del PSN, que desde el primer día se opusieron a esta alcaldía. El recuerdo de otro concejal con pendiente, el socialista Isaías Carrasco, ex concejal de Mondragón asesinado por ETA, hace que me duelan estas palabras dichas.
Mientras tanto la señora Barcina recula respecto a lo de las calles con nombres franquistas, pero continúa con la necrópolis de la vieja Iruña montando ahora el Museo de los Sanfermines, aunque en este caso sea cargándose un parque de bomberos que este año cumple 50 años de servicio y que cubre de forma inmediata la parte más delicada de nuestro Casco Antiguo, al igual que los barrios del Segundo Ensanche y Txantrea. Al hilo de la necrópolis, ayer despedía a mi suegra de la flamante estación de autobuses de nuestra capital y parecía una imagen siberiana, no vamos a ganar para mantener esta estación tan enorme para nuestras necesidades.
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