Los 400 euros de Zapatero o del Fuero a el huevo.

Jesús muruzabal

La reciente campaña electoral tuvo un anuncio que ilusionó a muchos ciudadanos: el candidato Rodríguez Zapatero prometió 400 euros a todos los contribuyentes.

Sinceramente, a mí me trajo el recuerdo de aquellas historias que se cuentan del siglo XIX en las que los caciques locales compraban los votos. Me parece más lógico que el Estado recaude lo que necesite y ajuste sus tipos impositivos, pero que curiosamente el año electoral prometa devoluciones suena raro. Porque si este año puede devolver, ¿qué pasa con las recaudaciones de años anteriores? ¿Y con las de los siguientes?

En nuestra comunidad se han oído mensajes contradictorios. Así, el consejero del ramo expresaba su preocupación por el importe de esta devolución (equivalente al presupuesto del departamento de Obras Públicas, si no recuerdo mal) e incluso decía, si es una promesa de Zapatero a los españoles, que la pague él. Por su parte, el PSOE garantizaba su esfuerzo para que los navarros también participen de este nuevo maná caído del Ministerio de Hacienda.

Y cómo no, podíamos escuchar la frase sagrada: "Ningún navarro debe salir perjudicado respecto al resto de ciudadanos". Y a esto me quiero referir, porque se está convirtiendo en uno de esos mitos o ideas incuestionables y, a mi entender, no se están explicando bien las cosas.

Es preciso empezar diciendo que los presupuestos siempre tienen una doble vertiente: los gastos y los ingresos. A través de los gastos se establecen las prioridades sociales a las que se dedican los fondos públicos y cuántos a cada función: educación, sanidad, colectivos desprotegidos, carreteras, etc. Por medio de los ingresos la sociedad decide cómo se van a obtener los recursos para esos gastos. Es decir, qué colectivos van a aportar a la Hacienda y cuánto cada uno de ellos. De tal forma que no se puede hacer una valoración correcta de la actividad pública sin contemplar las dos caras del presupuesto. No vale decir cuánto pago si no contemplo al mismo tiempo qué hace la Administración con esos recursos. Al contrario, de poco servirá decir que hay malos servicios sin valorar lo que se aporta por ellos. Por supuesto que estas valoraciones no pueden realizarse únicamente desde un punto de vista personal, ya que habrá que tener presente la solidaridad propia de un estado del bienestar, aunque aquí jugará un papel importantísimo la ideología de quien haga la valoración.

Por eso no me parece válida ninguna afirmación que sólo contemple uno de los componentes presupuestarios.

Navarra, que posee competencias fiscales y recauda sus impuestos, debe establecer sus criterios sobre los gastos y los ingresos públicos en función de las necesidades de la Comunidad Foral. No puede fijar sus criterios únicamente por lo que otros hagan, aunque esos otros sean los responsables de la Hacienda estatal.

Cuando se habla de no resultar perjudicados respecto de los ciudadanos sujetos al régimen común no es válido fijarse sólo en uno de los factores. Se puede aceptar perfectamente pagar más impuestos si eso lleva a aparejado disponer de unos mejores servicios.

Cada sociedad tendrá que decidir qué servicios quiere recibir y cómo los quiere financiar, y hay que pensar que los navarros no vamos a ser más listos que los demás para obtener mejores servicios y pagar menos. Todavía no disponemos de un Premio Nobel de economía que nos permita la cuadratura del círculo.

Por eso, si ese dinero se propone que salga de la Hacienda Foral, sería conveniente un debate riguroso sobre las posibles alternativas. Un debate donde se verá la ideología real de cada grupo político. A este respecto, quiero recordar que el otro día un amigo me comentaba que para la valoración de la dependencia de una persona mayor había tardado el Gobierno más de ocho meses desde la solicitud. No estaría mal dedicar algún euro, por ejemplo, a este tema.

En definitiva, creo que es una buena ocasión para saber si los navarros valoramos más el FUERO o el huevo. Si nos interesa más nuestro autogobierno o los 400 euros de Rodríguez Zapatero. De todas formas creo que a todos nos vendría bien recibir los euros en los primeros días de julio, aunque ¿cuánto tiempo estarían en nuestros bolsillos?

(*) Economista